Los alumnos son fuentes de interminables problemas y al mismo tiempo son fuente de permanentes satisfacciones para el docente; de hecho las recompensas que emanan del trabajo con los alumnos probablemente eclipsen a todas las demás que pueda lograr el maestro. En el nivel secundario los docentes están en continuo contacto personal con los alumnos. A menudo los docentes se comunican con los alumnos mejor que sus propios padres, sucede a veces que un alumno encuentra en un determinado maestro su única vía de comunicación con el mundo de los adultos, el crecimiento rápido del alumno físico, mental y emocional; sus reacciones son imprevisibles, esto hace que el desafió sea mayor. Muchos padres y algunos maestros ven toda clase de malos presagios, por lo general son indicios normales de crecimiento.
Estimular a los mejores, fortalecer a los débiles, obtener de todos ellos eficiencia en los estudios, esto es lo que muchos maestros ven como la recompensa profesional suprema (ENCICLOPEDIA PRACTICA DEL DOCENTE :2001,33)
Una gran tarea y una gran responsabilidad para todo profesional de la Educación
